Breve reflexión sobre dos aspectos de «Elden Ring»: Duración y personalización de la aventura (esté artículo revela personajes claves del juego)

Yo que vivo diciendo que mucho se servirían los videojuegos de ser más cortos, que cuarenta horas de juego se beneficiarían de ser veinte, y que los de veinte podrían ser de diez, y que juegos como Journey, Senua's Sacrifice, Resident Evil o cualquier Metroid no dejan de ser grandes juegos sólo por ser cortos, viene ahora Elden Ring y me contradice la trillada cantaleta. Yo le he metido ya más de cien horas, y si bien a veces he tenido que dejar la computadora prendida por tal o cual motivo, creo que el tiempo de juego es bastante preciso. Aún no lo termino, pero sé que estoy a un paso de hacerlo, mas no logro concluirlo porque, como nos ocurre a todos con cualquier obra maestra, terminarla es abandonar a un gran amigo– a mí me va a dejar un vacío la ausencia del señor Ring.

Pero como todo buen amigo, el Elden Ring también tiene sus carencias. No sé si –siguiendo la metáfora– es que, como me he encariñado, ahora le soy indulgente, pero lo que me parecía un terrible defecto ahora lo justifico: hablo de las aventuras secundarias y de lo fácil que es perdérselas, y si bien me parecía un desastroso defecto que haya tantísimo contenido que uno pueda quedarse sin ver en Elden Ring, también me parece ahora, justificándolo, que algo de interesante hay en que cada uno tenga una experiencia completamente distinta en su recorrido por el juego. Yo me quedé sin ver a Parches; a Alexander «Puño de hierro» lo vi en una pelea y nunca más di con él –ni antes ni después–, sólo encontré el cuerpo atado de la hechicera Sellen (nada pude hacer por ella, y a mí me encanta ayudar), tampoco sé qué le ocurrió al hermano Corhyn, ni sé qué mas pasó con Yura (pero leo que mucho más pasaba, pero yo me lo perdí), Blackguard Big Boggart no me quiso hablar, hay un Diallos al que no ubico para nada, a Jar-Bairn lo maté porque me atacaron sus jarritos, a Jerren lo vi una mísera vez, y sé que me perdí la resolución de las historias de Tanith y Boc el sastre. Entonces, tras perderme de todo eso, debo confesar que me molesta que haya tanto que yo no haya visto, sobretodo porque, como ya dije, le puse más de cien horas de empeño y jamás fui apurado por los caminos de las Tierras Intermedias. Pero lo justifico, reitero, pensando en que algo de interesante hay en que cada exiliado tenga un paso distinto por el mundo. A fin de cuentas, las aventuras secundarias de Elden Ring no son precisamente su punto fuerte. Para mí sigue siendo un gran juego, pero algún «pero» tenía que tener.

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