En esta ocasión, sin embargo, no es lo trágico que contrasta a lo cómico, si no que se trata de la oposición de lo vulgar con lo nostálgico como mecanismo de lo cómico– y esto se da en las líneas de la nodriza en la tercera escena del primer acto. Shakespeare logar empatar en el registro de la nodriza dos conceptos que raramente se ven juntos, pues ella por un lado recuerda nostálgicamente la infancia de Julieta mientras que por el otro le dice con sorna que ya pronto tendrá relaciones sexuales– la mezcla, reiteramos, de lo vulgar y lo nostálgico. Este peculiar contraste funciona sobre múltiples ejes que logran transmitir estos dos elementos.
Comparado con lo fácil que es lo vulgar, transmitir lo nostálgico tiene más matices. Aquí, en nuestro ejemplo de la nodriza, se logra construir en base a varios ejes: primero, la nodriza empieza por dar en lo sensible recordando sus muertos– su hija muerta en la infancia que tendría la misma edad que Julieta y su esposo, quien figura promientemente en lo que recuerda. «Susan and she,—God rest all Christian souls!— were of an age. Well, Susan is with God.
She was too good for me» y luego «And then my husband,—God be with his soul!
a was a merry man [...]». Los familiares están elegidos a dedo para ayudar a evocar una fuerte sensación de nostalgia, que la nodriza acentúa también con ciertas repeticiones de su discurso, reiteraciones que son comunes en las personas de cierta edad y que conjuran, quizás, empatía con el personaje; sus reiteraciones son sobre qué tan bien recuerda lo que recuerda con «I remember it well», «—I never shall forget it—», «Nay, I do bear a brain», «I warrant, and I should live a thousand years, I never should forget it» y luego se sigue una repetición casi exacta de la frase vulgar que le dice el desaparecido esposo de la nodriza a Julieta: «Thou wilt fall backward when thou hast more wit» y «Thou wilt fall backward when thou comest to age», y a falta de reiteraciones, la repuesta de Julieta según la nodriza se repite también tres veces. Es oportuno recalcar que lo vulgar de la frase Julieta es muy joven como para entenderlo– otro ensayo fuera este si esto fuera distinto.
Otro elemento del que se puede servir también Shakespeare para crear la parte nostálgica y sentimental de lo que cuenta la nodriza es la precisión de ciertos detalles, lo que da un aire de verosimilitud a lo contado– como la mención del lugar exacto en el que estaba la nodriza durante el terremoto, la ciudad en la que los padres de Julieta estaban, y que ella, la nodriza, intentaba en ese momento destetar a Julieta. En algún lugar entre lo íntimo de la escena, las evocaciones a los que ya se han ido, la reiteración y la exactitud de ciertos detalles, Shakespeare crea un ambiente hondo, privado e íntimo capaz de conmover a la audiencia.
Pero en la misma voz, Shakespeare destruye lo construido. Cada producción tendrá que decidir, claro, qué tan masculino ha de ser el actor que interprete a la nodriza, pero mientras más corpulento, mientras más grave sea su voz, más se acusará el contraste de lo que dice con quién lo dice, y esto ya va bien con la combinación de un registro vulgar con el registro nostálgico conseguido por la suma de los medios que arriba enumeramos.
El contraste, entonces, acusa lo cómico en esta escena. Pero, ¿qué mecanismo hace que, en sí, sea la escena risible? Por un lado, lo vulgar, por estar fuera de la forma de hablar que normalmente se espera, puede ser, y suele ser, risible; en este caso, además, es una nodriza quien dice estas barbaridades. Según Bergson, el tono que no se corresponde con lo que ocurre y que se traspone a un registro distinto es uno de los mecanismos de lo cómico: «[...] il est aisé de voir que si la transposition de solennel en trivial, du meilleur en pire, est comique, la transposition inverse peut l'être encore davantage» (Le rire II.2.2). Lo cumbre en esta particular intervención es que logra aderezar a lo cómico de la trasposición de lo que una nodriza suele ser a un registro en todo sentido bajo a través de ese recuerdo íntimo y conmovedor que culmina en esa incomparable forma con la que Shakespeare podía empatar dos formas distintas y opuestas simultanea y eficazmente, creando líneas que no sólo hacen reír, si no que lo hacen mientras tocan en lo sensible.
*De esto ya se trató en un ensayo– «¿Qué ha sido cómico?» en Lo risible de Bergson: resistencia de la aplicación de los mecanismos de lo cómico
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