Un conato de asalto.
A parte de que el juego es caro, todo está diseñado para que uno luego tenga que volver a abrir la billetera: he jugado ya tres horas y sólo tengo cinco carros, uno más feo que el otro, y quizás me pueda ya comprar uno que no me disguste– si llegara a verlo, que la tienda sólo ofrece cinco o seis cada cierto rato. Así, lo más «idóneo» es tener que comprar los carritos que tienen siempre a la venta– a uno o dos dólares, o más si incluyen nuevas pistas.
Sólo si este juego hubiere costado cinco o diez dólares, gastaría un par más en comprar el Batimóvil. ¿Pero pago cincuenta y quieren más? Para forzar el uso del dinero real y no de la moneda «propia» del juego, esta última se gana muy lentamente y se gasta muy rápidamente, y los carros que «regala» aleatoriamente el juego mágicamente suelen coincidir con los que ya tengo. No sé, el juego no está mal, pero no vale lo que cuesta.
Las pistas son un poco repetitivas, pero en general lo visual es un goce en este juego, y a mí me ha ido muy bien en mi computadora– excepto a la hora de jugarlo entre dos, donde me ha dado suficientes problemas como para ya no jugarlo más con alguna otra desaventurada alma. Mi última queja sobre el juego es con la dificultad, que el modo «fácil» es demasiado fácil, y el «medio» lo es excesivamente difícil, sobretodo hasta que uno pueda conseguir un carrito decente. Yo colecciono Hot Wheels –por eso compré esta calamidad– pero mucho me cuesta recomendarlo. Adjunto la foto de mi favorito, el «Custom Otto».
Imagen tomada de: https://www.youtube.com/watch?v=e4_Jw1nD5DA