El tema de los géneros siempre me llama la atención, sobre todo desde la perspectiva de la literatura comparada, que es desde donde me sé defender. Y bueno, desgraciadamente no hay una forma clara que nos sirva para decidir el género de un videojuego. Afortunadamente, hay varias. Y tal como con los años la forma en la que se estudia la literatura ha cambiado, van surgiendo también nuevas formas de entender los géneros de las expresiones artísticas.
Entendamos a los géneros como el universo conformado por la suma de elementos individuales que se pueden agrupar de forma en la que más o menos todos quienes observen el conjunto puedan coincidir en su nombre. Los elementos individuales que conforman cada conjunto serán establecidos a través de la observación y serán mayoritariamente personales, propios de la subjetividad del observador, y, o muy difíciles de explicar, o muy obvios. Por ejemplo, los metroidvania: cuando pienso en qué es un metroidvania pienso en un juego en dos dimensions, en un mapa inmenso que puedo explorar más o menos libremente y al que podré recorrer con mayor facilidad mientras más tesoros encuentre en él. Pero claro, un metroidvania puede ser otra cosa para otra persona; puede que para otro no sea necesario que un metroidvania tenga, por ejemplo, sólo dos dimensiones. Para esta persona hipotética puede que Metroid Prime quepa plenamente en su definición de metroidvania. También es bueno destacar aquí que como los géneros están conformados por nuestras propias experiencias, tendemos a usar como punto de referencia para explicarlos a los juegos que más nos gusten; así, los juegos más populares, o los que más jugadores tengan, se convierten en un punto referencial de un género, sin tener que ser necesariamente o los primeros ejemplares de un género o los mejores exponentes del mismo. Asimismo, un juego que se resiste a ser fácilmente clasificado tiende a ser un gran juego, uno que rompe o subvierte nuestra relación con sus elementos característicos y exige que se piense y se reflexione más en él.
Bueno, alejémonos de lo teórico y pasemos a lo práctico. Hace años jugué Nioh. Lo gané, sí, pero terminé sin ganas de volver a jugar otro juego de lo que sea que ese juego haya sido. Yo no sabía nada del género del juego– y no lo supe hasta mucho después que salió Elden Ring y me enteré de lo que era un «soulslike». Ahora que estoy jugando Nioh 2, estoy mucho mejor capacitado para decir por qué no me parece que estos juegos pertenezcan a un mismo género, porque entiendo mejor los elementos individuales que los conforman, y en qué dirimen. Entiendo, asimismo, qué comparten, y tampoco voy a decir que me parece descabellado a que otros estos dos títulos sí les parezcan de un mismo género. De esto a ya hablaré en otro momento.
Por ahora, quiero terminar con lo que dice la amiga Wikipedia sobre este tema; dice: «el término soulslike ha sido adoptado por numerosos periodistas y desarrolladores, aunque también ha recibido críticas respecto a si de verdad se le puede catalogar como género o si no es más que una colección de mecánicas compartidas». ¿Y qué es un género si no las mecánicas compartidas? He aquí un ejemplo de que la ignorancia es audaz. Justamente porque tienen estos juegos varias cuestiones en común es que debemos empezar a considerar la posibilidad de que sean de un mismo género; ya en el análisis de estas características es que podremos decidir, pero siempre teniendo en cuenta de los géneros son subjetivos, pues están elaborados en base al universo personal de los elementos que querramos agrupar subjetivamente bajo una etiqueta.
Imagen de OniRuu vía https://www.deviantart.com/oniruu/art/Nioh-Onryoki-663728932