El canon: «Nier: Automata»

Gloria a la humanidad.

Este artículo destripa la trama de Nier: Automata

¿Qué es ser humano? ¿Puede otro ser tener esta amalgama de valores que nos hacen ser humanos? Si los llegasen a tener, ¿serían humanos ellos también? Nier: Automata hace estas preguntas e invita a que el jugador las responda. No da una respuesta clara, si no que presenta varias lentes y a través de ellos propone diferentes perspectivas sobre las cualidades que nos hacen ser lo que somos. Unas son más halagüeñas, otras no lo son tanto– tal como es  ser humano.

Por un lado tenemos a los androides, creados a nuestra imagen. Ellos piensan que la humanidad sigue viva, guarecida en la luna, y creen estar luchando para que podamos regresar a la tierra. Por otro lado están las máquinas, creadas por alienígenas que han invadido la tierra. La humanidad se extingue para 2053. El proyecto para restablecer a la humanidad fracasa en 4198. Los alienígenas llegan en 5012. Para el 11306 las máquinas, hechas por los alienígenas, han matado a todos los alienígenas. Nier: Automata comienza en 11945. Se puede apreciar que hay tela que cortar aquí, y que la historia tiene su propia historia. Lo relevante, sin embargo, es que los descendientes de los humanos y de los alienígenas, los androids y las máquinas, luchan unos contra otros innecesariamente. Los androides creen que las máquinas no pueden tener inteligencia o alma. Los androides, claro está, se sienten muy superiores. Mas las máquinas, vaya usted a saber por qué, admiran a la humanidad y buscan emularla, y de los fragmentos que les quedan de nuestra extinta humanidad intentan resolver el obtuso rompecabezas que es entender qué mismo somos.

Entre todos estos conflictos es bastante difícil que uno como jugador no empiece a especular. ¿Pueden las máquinas ser como los humanos? ¿Vale acaso intentarlo?

El juego empieza recordándonos sobre nuestra propia trascendencia, sobre nuestro diseño efímero. Sin embargo, el legado de la humanidad perdura y es emulado; es atesorado por unos, detestado por otros, pero influyente aún. Las máquinas son muy amigas de llevar varias cuestiones filosóficas a sus límites, lo que siempre acaba mal para ellas. En estos conatos fallidos de entender el arte, el amor, el nihilismo, o la familia, podemos como jugadores ver simplificado pero magnificado aspectos de nuestra humanidad, y este desglose, claro, invita al análisis.

No quiero explayarme en los temas y en el simbolismo del juego, sólo quería hacer ver que lo hay. Lo que me interesa hoy es mostrar que un videojuego puede, como cualquier otro medio artístico, plantear estas cuestiones; puede conmover al receptor y hacerlo que piense más allá de lo que está en su frente inmediato, hacerlo que medite y contemple. Incluyo este videojuego en esto que voy llamando «el canon» porque en él se aprecia todo lo que es trascendente en ese velo al que llamamos arte. Ya hablé sobre lo filosófico del juego, cuyos rasgos lo pondrían firmemente en la categoría de la ciencia ficción. Quiero, claro, mencionar otros aspectos de esta obra que se suman a lo ya dicho para ahondar en su trascendencia. La música de Keiichi Okabe es un magnífico testimonio del poder de la polifonía; es difícil describirla toda, pero suena como si un robot quisiera hacerle un tributo a Bach; es una mezcla de eras y de velocidades muy apropiada para lo que se ve. Y, sobre lo que se ve, a mí me gusta mucho la estética de Nier: Automata, que es minimalista y cuidada, que tiende a lo gris y a lo líneo. Los personajes son complejos sin ser exagerados, evolucionan con naturalidad ante los cambios que les ocurren; la trama es sencilla y clara, las misiones secundarias sirven para asentar los temas de los que el juego trata, hombre, ¡hasta en las historias de las armas, que se van revelando cuando uno las mejora, se reflejan y estudian los temas de la trama!

Ojalá se sepa ya que lo cómico, como fue mi tema de estudio en el magisterio, siempre me interesa. Este juego se reconoce, a pesar de lo pesado de muchos de sus temas, como un juego y es capaz de hacer reír con sus ocurrencias– si bien el tono es bastante solemne u oscuro. 

Bueno, tampoco era el plan vestir a Nier: Automata de flores– a pesar de que se las merece. Yo lo único que aspiro es que cuando vuelva esa pregunta de si hay videojuegos que son arte, Nier: Automata sea un pie de apoyo a una respuesta afirmativa. Hace veinte años se sabía que el cómic no era un medio artístico serio. Hoy eso ya va cambiando. La percepción del videojuego aún no empieza a cambiar– y con justa razón, la verdad, que por cada Nier: Automata hay diez Mario. Y en mi corazón siempre hay cabida para cien Marios, que no he venido yo a desmerecerlo, pero así como hay Taylor Swift y hay Bach en el arte de la música, hay esto y hay lo otro en el arte del videojuego.

Platinum Games. Nier:Automata. Square Enix, 2017. https://store.steampowered.com/app/524220/NieRAutomata/.

Imagen de GoddessMechanic  vía https://www.deviantart.com/goddessmechanic/art/nier-automata-668704811