Reseña de «Sekiro» (2019)

Los hombres mueren mil veces

Sekiro dista algo de los juegos más conocidos del estudio FromSoftware en que ganarle a los enemigos más difíciles nos dará cómo mejorar nuestra defensa, mientras que derrotar enemigos intermedios nos permitirá mejorar nuestra capacidad de ataque. Hay niveles, sí, y puntos que perderemos al morir, pero estos sirven para conseguir nuevas habilidades –muchas de ellas imprescindibles– mas esta forma de avanzar, original, hace que nos veamos obligados a tirar más de nuestras habilidades que de las habilidades que el juego nos ofrece.

Buenos reflejos y perseverancia son aquí las habilidades requeridas. Un poco de ingenio no viene mal, tampoco, que a muchos enemigos se los puede reducir a punta de maña antes que de fuerza, aunque siempre tendremos que desenvainar la espada.

Yo no pude ganarlo; llegué hasta el último jefe, pero no puedo superarlo. Pero esto es por culpa mía: podría dedicarle más tiempo, sí, o intentar subir de nivel, pero ya esto me da menos disfrute que ir explorando y llegando a nuevas áreas, o midiendo contra enemigos desconocidos: al jefe final ya lo conozco, pero aún no puedo con él y en la repetición no siempre está el gusto.

Pero que yo no pueda ganarlo no quiere decir que no lo haya disfrutado: el juego es justo y simple en sus mecánicas: la defensa es clave en Sekiro, y defenderse a tiempo y doblegar al oponente ta una grandísima satisfacción que yo no he conocido en otro juego. A pesar del sabor agridulce del final, lo disfruté un montón y no puedo dejar de recomendarlo a quienes también disfruten del sufrimiento.


Imagen de Kotrozvidka vía https://www.deviantart.com/kotrozvidka/art/Sekiro-Shadows-Die-Twice-fan-art-749697166