La diaria alegría de que te disparen a través de una pared.
Veo que tengo ya 72 horas en Fallout 76 (2018), sólo tres menos que las que he invertido en Skyrim. Y esto me molesta, porque Fallout 76 es un juego que me cuesta recomendar, pero no es tampoco un mal juego. Fue, eso sí, un mal juego. Quiero decir que cuando salió, Fallout 76 era un juego vacío, sin huella humana, sin personalidad. Con el tiempo, Bethesda ha corregido esto, sí, dotándolo de contenido. Pero algo se nota esa aún esa carencia original, sobretodo si se contrasta este juego con Fallout 4 (2015).
Mientras en Fallout 4 nuestras acciones resonaban en el mundo, en Fallout 76 nada parece tener consecuencias. Así, todo lo que hacemos parece que en nada afecta el universo, y esto nos hace sentir inútiles. Para qué, entonces, hacer algo, si de nada sirve, ¿qué se logra? Y si bien hay misiones que están muy bien escritas, sobre todo las más recientes, hay muchas misiones que no están a la altura de lo anterior. No sé; quizás la marca que dejó Fallout 4 está muy alta– elevada, quizás, por la nostalgia, y Fallout 76 llega a esta carra con desventaja.
En lo que este juego supera al anterior es en lo gráfico, aunque sólo tres años separan estos títulos. Fallout 76 tiene una estética parecida, sí, pero es mucho más variado; tiene ubicaciones más diversas y más interesantes, y el artificio de la repetición se esconde mucho mejor. Pero más allá de lo gráfico, Fallout 4 me parece mucho mejor, y fácil de recomendar.
Fallout 76 tiene hoy por hoy dos problemas graves: El primero, y este es nuevo, porque no era así el original, es que los enemigos tienen siempre el mismo nivel que tenemos nosotros. ¿Para qué progresamos, entonces? Sí, subir de nivel nos da acceso a ciertas ventajas, pero la progresión parece más baladí cuando se hace así, y también merma la sensación de supremacía, que es mecanismo propio de los videojuegos del que ya hemos hablado en otras ocasiones. El segundo, y este me molesta un montón, es que a uno le disparan a través de las paredes tantas veces y tan seguido que no queda más que pensar que los muros son todos coladores, o que todos vivimos en el universo de Wanted (2019), y los mutantes han aprendido a controlar las leyes de la física. Sea cualquiera de las dos que sea, esto me molesta y merma mi experiencia, pues uno pensaría que es fácil lograr que las balas no traspasen todas las paredes del juego, pues a esto nos han malacostumbrado todos los otros videojuegos de la humanidad. Pero, en fin...
Para quien no lo sepa, Fallout 76 es un juego en tercera o primera persona (parece el juego empujarnos a usar la primera) en la que se recorre un universo postapocalíptico perteneciente a una historia alterna. Recorriendo ese mapa dilapidado, el jugador se encontrará diegéticamente con misiones que podrá cumplir para subir de nivel, conseguir mejores armas o armaduras, mejorar sus características inherentes, y facilitar así su paso por este mundo.
Yo no lo terminé, porque el juego es bastante extenso. Hice varias misiones, casi todas las principales, y algunas de las principales me parecieron muy buenas, otras no tanto. Las secundarias tienen también una que otra muy buena, pero también las hay bastante malitas. No es este tan gracioso como el anterior, y esa falta de humor se nota bastante. ¿Es el juego bueno? Sí. Pero hoy en día los hay mejores; yo, honestamente, no lo puedo recomendar, porque más vale un Outer Worlds o un Fallout 4 a este mutilado engendro que no sabe si es o juego masivo en línea o RPG de mundo abierto.
Imagen de Plank-69 vía https://www.deviantart.com/fishmas/art/Power-Armor-576108733